{"id":4409,"date":"2020-01-07T09:31:41","date_gmt":"2020-01-07T13:31:41","guid":{"rendered":"http:\/\/offiempresa.zagirova.net\/?p=4409"},"modified":"2024-02-19T11:15:18","modified_gmt":"2024-02-19T15:15:18","slug":"muebles-dominicano","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/offiempresa.com\/2020\/01\/07\/muebles-dominicano\/","title":{"rendered":"Transformaci\u00f3n del mueble dominicano"},"content":{"rendered":"
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En nuestro pa\u00eds, el mueble no solo ha variado poco durante el paso del tiempo, tambi\u00e9n es sin\u00f3nimo de estatus para sus due\u00f1os y se perpet\u00faa en los hogares, gozando de una gran longevidad, a pesar de sus apuestas actuales por el cambio.<\/div>\n<\/div>\n<\/div>\n
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M\u00e1s all\u00e1 de las apariencias, el dise\u00f1o es una profesi\u00f3n \u00edntimamente ligada a los valores sociales, llegando solamente a ser permeada por la siempre incisiva econom\u00eda. Aun as\u00ed, con frecuencia prevalece el valor social; como en el caso de la silla cabecera de una mesa, que en su reminiscente aspiraci\u00f3n a ser un trono, aparenta ser de oro sin realmente serlo.<\/p>\n

A trav\u00e9s de los a\u00f1os, han sido pocos los cambios en el mobiliario que predomina en los espacios de la casa dominicana. El mueble, atado a la moda en otro hemisferio, est\u00e1 anclado al discurso paneg\u00edrico de su due\u00f1o como cualquier otro s\u00edmbolo de estatus (no solo de clase socio-econ\u00f3mica, sino tambi\u00e9n de grado cultural). De esta forma, el mueble dominicano goza de ser m\u00e1s longevo que sus hom\u00f3logos extranjeros, y por qu\u00e9 -entre otras razones- puede estar relacionado con aquellos hogares donde todav\u00eda prevalece el lujo, y en su defecto, un simulacro de este; y por ello, se tiende a colocar un mueble ostentoso entre diplomas, certificados y otros s\u00edmbolos del \u00e9xito profesional o social de los miembros familiares en el \u00e1rea m\u00e1s p\u00fablica de la casa.<\/p>\n

Localmente, este reinado perenne del mueble tambi\u00e9n se atribuye a la arraigada est\u00e9tica del que se fabrica en madera y parece estar atado a la talla profusa y al lugar de la casa al que est\u00e1 destinado; en este caso, es notable la fuerte valoraci\u00f3n de la tradici\u00f3n. De igual modo, existe un fuerte apego a la madera, espec\u00edficamente a la caoba, como s\u00edmbolo de estatus y de garant\u00eda de la calidad del mueble (particularmente por su durabilidad).<\/p>\n

Por otro lado, la acogida y aceptaci\u00f3n en el imaginario colectivo de las nuevas tendencias del dise\u00f1o de muebles es lenta en comparaci\u00f3n con otros \u00e1mbitos afectados por la moda. Y por tradici\u00f3n, el consumidor dominicano compra muebles que duren toda la vida y que resistan nuestros h\u00e1bitos de limpieza -el uso del agua para el aseo dom\u00e9stico se presta a un profundo an\u00e1lisis cultural, asociado con lo limpio y lo moral-.<\/p>\n

Entre otras causas que justifican la perpetuidad de la vida del mueble en el \u00e1mbito nacional se encuentran: un mercado que a\u00fan no se ha hecho eco de los llamados dise\u00f1os de usar y tirar, y una costumbre arraigada de que el ciclo de vida del mueble dominicano, cuando se desecha tras largos a\u00f1os de uso, apenas empieza a terminar; en barrios perif\u00e9ricos y densamente poblados, se comercializan los desechos, el mueble se reconstruye y comienza su proceso de reutilizaci\u00f3n -en este caso, sin dudas, es evidente la mordida de la econom\u00eda-.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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