La industria de muebles en la República Dominicana es caso típico de un sector que al tiempo que acusa bajos niveles de productividad y una incapacidad para competir en los mercados externos e incluso en los internos, donde las importaciones ganan terreno, revela potencialidades para modernizarse, hacerse más productivo y crecer. Aunque se trata de un sector esencialmente estancado, un fortalecimiento de la asociatividad y la coordinación entre los actores del sector, y políticas públicas productivas y comerciales dirigidas, coherentes y persistentes pueden hacer la diferencia. Así lo revelan resultados preliminares de una investigación del «Proyecto de Apoyo al Desarrollo de la Capacidades Competitivas» auspiciado por la Unión Europea a través de la Dirección General de Cooperación Internacional (DIGECOM) para el Consejo Nacional de Competitividad (CNC).
La producción de muebles tiene un peso relevante en la economía. Explica cerca del 1% del PIB y el 10% del empleo manufacturero. Es un sector diverso que elabora productos heterogéneos a través procesos productivos diferenciados. La fabricación de muebles de madera para el hogar, especialmente de madera es, por mucho, el renglón principal, pero también la componen la fabricación de colchones, de muebles tapizados, de metal, plástico, y fibras naturales y artificiales, de muebles de cocina, y de puertas y ventanas de madera y metal.
En 2008, el tamaño del mercado de muebles, medido por el consumo aparente, alcanzó algo más de RD$ 7 mil millones. De esta demanda total, el 55% es satisfecho por las importaciones y el 45% por productos de fabricación nacional. Las exportaciones son modestas y han sido relativamente inestables. En promedio entre 2002 y 2009 el valor de las exportaciones de muebles diversos fue de US$ 10.5 millones. Cuando se agregan otras exportaciones como las de puerta y ventanas, aumenta hasta poco más de US$ 20 millones.
En la fabricación de muebles del hogar, aunque hay empresas grandes, la mayoría y la mayor parte de la producción es fabricada por pequeños talleres de ebanistería con baja dotación de maquinaria y equipo, muy poco especializados, con bajos niveles de estandarización y con débiles o inexistentes sistemas de gestión. Su productividad y la calidad de sus productos son mayoritariamente bajas. Las empresas más grandes, con procesos estandarizados y alta productividad son pocas aunque destacadas. Siendo así, la industria se sostiene gracias a una producción adaptada a los gustos y las preferencias del mercado, y a bajos salarios y beneficios, en una dinámica que le impide a crecer, desarrollarse y modernizarse.
Adicionalmente, el diseño tiene un bajo peso en los procesos productivos y de gestión. Esto implica en una reducida diversidad de productos y en procesos de producción poco eficientes porque responden de forma muy limitada a los diseños específicos bajo producción. En un contexto de demanda cambiante, la debilidad del diseño tiene como consecuencia una limitada capacidad de adaptación y un rezago competitivo.
La producción de camas y colchones es dominada por cuatro empresas. Es intensiva en capital y las marcas tienen mucho peso en el mercado. Aunque las importaciones han aumentado recientemente, su mercado se concentra en un reducido segmento de alto precio.
Por su parte, el mercado de muebles de oficina es básicamente abastecido por las importaciones. La producción nacional se ha reducido hasta hacerse poco significativa. En la última década, las importaciones de este tipo de muebles han crecido de forma extraordinaria.
La fabricación de mobiliario de cocina ha estado crecientemente apoderada por muebles de tipo modular, tanto de fabricación nacional como importados. Los materiales de fabricación son diversos e incluyen madera, material comprimido y otros. Igual que en otros segmentos, las importaciones han crecido significativamente y han capturado una elevada proporción del mercado.
Finalmente, la fabricación de gabinetes, closets, puertas y ventanas es una actividad muy vinculada al sector de la construcción. Muchos talleres se instalan en los proyectos para fabricar, in situ, estos productos e instalarlos. Sin embargo, hay empresas formales de mediano tamaño dedicadas a la fabricación de puertas de madera de tamaños estandarizados. Además, el país cuenta con unas pocas modernas empresas de fabricación de ventanas de metal y vidrio, las cuales explican el grueso del mercado de ventanas en el país. En años recientes, las importaciones de puertas de materiales distintos de la madera se han incrementado pero todavía representa una proporción modesta del mercado.
Como consecuencia, la producción ha perdido peso en el mercado nacional, cuyo tamaño ronda los RD$ 7 mil millones. Más de la mitad es cubierto por importaciones. Además, hay una incapacidad para incrementar exportaciones, las cuales han sido de unos US$ 10 millones en los últimos años.
En materia de comercio exterior, los países de la CARICOM han sido uno de los mercados más importantes de exportación para las diferentes actividades del sector. Se trata un mercado natural tanto por la relativamente alta proporción que importa, porque el tamaño del mercado es significativo para la industria dominicana, debido a las debilidades en las capacidades productivas de sus sectores, y por el hecho de que la demanda se concentra en muebles de madera.
Hacia finales de la década pasada, el valor de las importaciones de muebles de los países de la CARICOM era 1.6 veces el tamaño del mercado nacional de estos productos. Adicionalmente, los acuerdos comerciales, tanto el de libre comercio entre la República
Dominicana y el bloque regional como el Acuerdo de Asociación Económica entre los países del Caribe y de la Unión Europea, liberalizaron el comercio de estos productos entre la República Dominicana y los países de mayor desarrollo relativo. Estos son Jamaica, Trinidad & Tobago, Barbados, Surinam y Guyana.
A pesar de eso, los altos costos, la baja productividad, la reducida variedad y la baja calidad son las principales barreras para incrementar las ventas externas. Las empresas nacionales que han podido exportar tienden a ser las de mayor tamaño y las que logran mejor calidad. En general, las exportaciones se concentran en Jamaica y Trinidad & Tobago, y los productos exportados son los muebles de madera, puertas y ventanas de metal, y en menor medida colchones. También recientemente se han destacado las exportaciones de muebles de plástico a Haití.
Simultáneamente, al igual que en el país, se evidencia una creciente competencia china en el mercado de muebles, la cual ha irrumpido con precios muy competitivos y con una amplia variedad, amenazando incluso con cambiar los gustos y las preferencias hacia productos distintos de los muebles de madera. Esto ha hecho retroceder la participación de los Estados Unidos que ha sido el proveedor principal en esos mercados.
En ese marco, hay dos líneas de políticas cruciales para transformar el sector, explotar su potencial e impulsar las exportaciones. Una es la promoción del desarrollo productivo para transformar la pequeña producción artesanal en una actividad industrial. Un área crítica es el fomento del aprendizaje tecnológico con especial atención al corte de piezas y estandarización de medidas, tallado, ensamblaje y empaque. Esto implica esfuerzos para el entrenamiento apoyados por el sector público y en estrecha colaboración con los gremios. También se debería impulsar la mecanización, lo que requiere mejorar el acceso al crédito y dar un renovado impulso al trabajo asociativo entre pequeñas y medianas empresas en la producción y el comercio. La diversificación, por su parte, requiere incorporar el diseño en la gestión de la producción.
Otra línea es la promoción activa de las exportaciones con mucha mayor perseverancia pública y privada a fin de superar la discontinuidad e irregularidad, reducir los déficits de información y conocimiento sobre potenciales compradores, y promover el establecimiento de relaciones comerciales permanentes.
Hay que aprovechar el potencial cuando todavía quedan capacidades productivas.
Pável Isa Contreras, Consultor